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Solemos acudir a terapia por cualquier tipo de malestar determinado que necesitamos resolver, pero cada vez es más habitual pedir ayuda para simplemente entender determinadas cuestiones sobre nuestra historia, comprender por qué hay cosas que nos afectan con mayor intensidad o elaborar e integrar nuestras vivencias desde un lugar que nos permita
estar en mejor sintonía con quienes somos y lo que sentimos.
También podemos estar atravesando momentos de dificultad, situaciones que no sabemos cómo afrontar y resolver, o que requieran una toma decisiones complicada de elaborar y un acompañamiento terapéutico puede ayudarnos a transitar por esas situaciones con mayor conciencia, serenidad y resiliencia.
La terapia puede aportar un espacio de calma, confianza y cuidado, donde poder mirarnos con honestidad y comenzar a construir una relación más sana con nuestras emociones y nuestra historia personal.
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